Nuestro objeto de ataque, el sistema Capitalista, está presente en el
camino que recorremos, trazado por el mismo poder opresor, influyendo en todo
plano, económico, ideológico o político. Procede a controlarnos y a explotarnos
en nuestros puestos de trabajo y de estudio, haciéndonos partícipes de una
falsa autorrealización que no es sino el resultado de la alienación, no tan
evidente para aquellos que conservan el yugo que les colocaron desde el mismo
momento en el que nacieron, - familias y por ende sociedades en su totalidad -.
Este sistema influye directamente sobre nuestra vida diaria, por lo que
irremediablemente pasamos a ser extraños, no solo en el trabajo o en la
escuela, sino también en nuestro propio hogar.
El consumo de drogas, el paro, el fracaso académico o el machismo, son
algunos, entre otros muchos, de los problemas que se cargan sobre la espalda
miles de familias y que provocan su ruptura, ya sea entre ascendientes e hijos,
cónyuges o bien entre hermanos. Estas rupturas, ligadas a los problemas que
hemos resaltado, no son sino consecuencia del sistema, responsable de los ya
mencionados.
La desestructuración familiar llama a la puerta de los hogares, como
consecuencia, una vez más, del interés capitalista, y teniendo como principal
beneficio la mayor disgregación de éstos jóvenes, y no tan jóvenes, que
desvían su atención hacia otras cuestiones con el fin de evitar las malas
miradas en su entorno familiar.
Además, y no sólo preparando a los individuos para su mayor subordinación,
el sistema fomenta la desigualdad y el desprecio bajo el techo familiar, -
algunos casos son la homofobia, dónde no se acepta la identidad sexual de un
pariente y por tanto se le repudia, o el machismo, donde la mujer, en la
familia, como en la sociedad misma basada en el patriarcado, pasa a ser
considerada un objeto -. El sistema, como vemos, nos vigila y controla para
estar presente en cualquier ámbito, por muy privado que sea, nuestra habitación
o nuestro pupitre escolar, es indiferente, y es por eso que tenemos el deber,
nosotros, hijos, nietos o cónyuges, de organizarnos para construir un cambio,
pues los problemas familiares derivados del sistema son inherentes al mismo.
El deber de organizarnos nos lleva a mencionar un problema, dado por el
propio bloqueo formativo, y global, que el sistema ejerce en los individuos, el
ser comunistas. En nuestras propias familias podemos ser considerados reos por
estas ideas, las cuales, ante nuestros parientes, pueden resultar utópicas,
confusas o incluso violentas, no siendo de ninguna forma así. Este problema es
debido a que el sistema coarta, tergiversa y manipula la información e inclina,
en la mayor parte de los casos, a nuestros parientes a asimilar el modo de vida
capitalista, como el único concebible, - independientemente de sus ideas, ya
sean de izquierdas o de derechas, dicotomía falaz en tanto -, atribuyendo
además al Comunismo una historia que no es la verdadera, asegurándose así,
mediante la educación o el poder mediático, sobrevivir en el tiempo.
Para atender al origen de estos problemas mencionados sólo podemos acudir a
la estructura misma del sistema. Así, es esencial comprender que todo ello no
surge de la nada, sino de la composición económica del sistema, capitalista en
este caso, y que sólo de él emana la superestructura, donde se halla la
religión, el lenguaje, la filosofía de una determinada época, etc. Partiendo de
este esquema, es directo observar que el problema en sí mismo es el sistema, el
capitalismo, y únicamente desde esta base seremos capaces de construir la
solución al problema, el Socialismo.
Somos conscientes de que el marxismo-leninismo es la única salida veraz
para dar lugar al Comunismo, pero también somos conscientes de la gran
desinformación que existe, brindada, incluso, por nuestros compañeros de clase,
materializados en forma de partidos o sindicatos. Es por eso, que desde la FEDERACIÓN DE JÓVENES COMUNISTAS DE ESPAÑA en MADRID,
llamamos a todos los jóvenes a emprender la lucha, a organizarse y formarse
sobre las verdaderas bases del Socialismo, en pro de construir conjuntamente
una sociedad justa e igualitaria para todos, desde mujeres hasta hombres, desde
jóvenes hasta ancianos, y sin miedo alguno, porque como ya dijo el camarada
Lenin, - la revolución empieza por casa -.
¡LA
REVOLUCIÓN EMPIEZA POR CASA!
¡JÓVEN, NO TENGAS MIEDO, ORGANÍZATE Y
LUCHA!
¡POR EL SOCIALISMO Y LA ESTRUCTURACIÓN
FAMILIAR ADECUADA!
FEDERACIÓN DE JÓVENES COMUNISTAS DE ESPAÑA, en MADRID.
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